Estoy sobrecogida ahora mismo, tal vez por el aire acondicionado...
NO, en realidad no. Mis ojos acaban de dar un repaso a la galería de Hiroharu Matsumoto y se han quedado como platos.
Este japonés define su proyecto como fotografía de calle monocromática.
Pero hemos de sumar a esas palabras la quietud y la soledad que transmiten sus instantáneas, y el minimalismo que las caracteriza.
Me llaman poderosamente la atención tres cosas en todo esto.
Por un lado, la contradicción de que todas y cada una de ellas se hayan tomado en el área metropolitana de Tokyo, un lugar que lo primero que inspira al escucharlo es el desasosiego de la vida en la urbe (¡y qué urbe!)... al menos a mí.
Por otro lado, el modo en que queda inmortalizada esa desazón del día a día: casi ningún personaje permanece estático, todos caminan e incluso corren... Bueno, excepto uno:
Y en tercer lugar, lo que más me fascina de todo es que ni tan siquiera el artista es fotógrafo, Hiroharu Matsumoto vive de la gestión de proyectos y la planificación del desarrollo inmobiliario de Japón.
Ahora que tenéis más tiempo, no dejéis de daros una vuelta por su galería, es un espectáculo de contrastes y formas. Tenéis más información sobre él aquí.
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