La más pequeña, que no la más corta. Y diréis... ¿cómo pequeña?
Un niño y su átomo se ha ganado el título Guinness de los Records a la película de stop-motion más pequeña del mundo. El corto se vale de un puñado de átomos que fueron reacomodados para cada fotograma utilizando la punta de un microscopio de efecto túnel. El rodaje estuvo a cargo de científicos-cineastas de la empresa de tecnología IBM, quienes manipularon átomos individuales sobre una superficie de cobre para realizar el filme.
La producción, de 242 fotogramas, requirió el esfuerzo de cuatro científicos que trabajaron 18 horas diarias durante dos semanas, y espera ser el disparador para que la gente comiencen a hablar e interesarse por las matemáticas, la ciencia y la tecnología.
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