La película de Alejandro González Iñárritu es grande, muy grande, por que es un proyecto ambicioso.
El genio de Emmanuel Lubezki se llevó su merecidísimo Oscar como mejor director de fotografía y no es para menos, con esos planos secuencias espectaculares que le caracterizan, sobre todo en ésta película.
A parte de una realización impecable, el secreto radica en el colorista digital Steve Scott. Puede no parecer un papel decisivo pero la manipulación del color para que coincidan los disparos, al mismo tiempo que se da a cada escena un aspecto único, es algo le ha dado el resultado soberbio que tiene. Os invito a ver el siguiente video.
Más detalles para los curiosos aquí.
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